La serie es la más vista hasta la fecha en toda la historia de la plataforma. Desde su estreno, el 23 de octubre, ha sido reproducida por 62 millones de usuarios. ¡Mirá en CÓDIGONEWS el tráiler oficial y entérate del argumento y los motivos que la hacen ser la serie del momento!

Tráiler oficial de la serie «Gambito de Dama», disponible en Netflix

“Gambito de Dama” está batiendo todos los récords. La serie protagonizada por la actriz argentina Anya Taylor-Joy, es una de las más populares de la plataforma. Desde su estreno, el pasado 23 de octubre, un total de 62 millones de usuarios han comenzado a verla.

A pesar de que la plataforma nunca ha distribuido datos de audiencia, la fiebre por la serie es tan real en el primer mes que está disponible, que Netflix ha publicado el dato en sus redes sociales y se convierte así en la serie más vista. Si bien es cierto que la propia plataforma dio a conocer los datos, por lo cual no se puede corroborar, el impacto de “Gambito de dama” es indudable, las búsquedas en google relacionadas con el ajedrez se han duplicado, y las búsquedas de tableros en eBay han subido un 250%.

Argumento

“Gambito de dama”, es una creación extraña y una de las grandes sorpresas de Netflix este año. Serie dramática estadounidense de deportes y análisis de personaje a partes iguales, basada en la novela del mismo nombre de 1983 de Walter Tevis, escrita y dirigida por Scott Frank y Allan Scott, presenta la historia ficticia de Beth Harmond (Anya Taylor-Joy), quien descubre el ajedrez durante su infancia en un orfanato.

Se trata de una huérfana prodigio del ajedrez, que ha tenido una infancia complicada, por lo que sus habilidades sociales no son las mejores. La trama gira en la búsqueda de la protagonista para convertirse en la mejor jugadora de ajedrez del mundo, mientras lucha con problemas emocionales y su dependencia a las drogas y el alcohol. La historia comienza a mediados de la década de 1950 y continúa hasta la de 1960.

La serie comienza en un orfanato de niñas donde Beth conoce a Jolene (Moses Ingram), una niña vibrante y amigable unos años mayor que ella; Helen Deardorff (Christiane Seidel), la mujer que dirige el orfanato; y el Señor Shaibel (Bill Camp), el custodio que enseña a Beth sus primeras lecciones de ajedrez. Como era común durante la década de 1950, el orfanato distribuye diariamente pastillas tranquilizantes a las niñas, lo que se convierte en una adicción para Beth.

Unos años más tarde, es adoptada por Alma Wheatley (Marielle Heller) y su esposo, un matrimonio que vive en Lexington, Kentucky. Ya en su nuevo hogar, Beth se inscribe en torneos de ajedrez a pesar de que no tiene experiencia previa en competencias oficiales.

Para sorpresa de todos, la joven empieza a ganar muchas partidas y a sobresalir, lo que le ayuda a desarrollar amistad con varias personas, entre ellas Harry Beltik (Harry Melling), Benny Watts (Thomas Brodie – Sangster) y Townes (Jacob Fortune -Lloyd). A medida que continúa ganando juegos y obtiene popularidad, Beth se vuelve cada vez más dependiente de las drogas y el alcohol, y comienza a perder el control de su vida…

Los motivos para verla

Con solo siete capítulos es fácil de ver en pocos días, y es suficientemente adictiva como para hacerlo en una sola tarde. Hay varios motivos por los que la serie funciona, y por los que consigue enganchar al espectador con facilidad.

Anya Taylor-Joy

Si hubiese un solo motivo para verla, sería su interpretación central. Harmond no es un personaje fácil. Sensual, brillante y rota a partes iguales. Capaz de resolver cualquier conversación con un comentario mordaz, ganar una partida de ajedrez en menos de treinta movimientos o de romperse y pasar días en una vorágine de alcohol y drogas.

Anya Taylor-Joy consigue encarnar todas sus contradicciones. Uno de los temas fundamentales de la serie es la soledad de su protagonista, por lo que pasa bastante tiempo sola frente a la cámara y Taylor-Joy hace que cada uno de estos instantes sea fascinante. Tanto sus intentos de llenar su vacío con sus vicios, como sus largas sesiones de entrenamiento frente a un tablero o un libro, consiguen captar la atención.

Las escenas de ajedrez

Aunque es poco probable aprender la estrategia del juego viendo la serie, Frank y compañía consiguen transmitirlo de forma electrizante. Mención especial para la editora Michelle Tesoro, quien ya ha trabajado en «House of cards» y «Así nos ven», y que sabe cómo sincronizarse con la banda sonora de Carlos Rafael Rivera para mantenernos al filo del asiento.

Pero no son solo los torneos, la serie consigue que entendamos la forma de pensar de los ajedrecistas de alto nivel. Desde trucos de visualización hasta la capacidad de memorizar juegos anteriores; es fácil entender cómo cada uno de los participantes entiende el deporte y por qué están enamorados del mismo. La serie llega al punto de revelar la personalidad de personajes clave explicando cómo mueven las piezas.

El nivel del elenco

Más allá de Taylor-Joy, el resto del elenco es de gran nivel. Desde Thomas Brodie-Sangster como Benny Wats, su principal rival estadounidense, pasando por Harry Melling en la piel de Harry Beltik, quién se convierte en su primera gran víctima dentro del mundo del ajedrez hasta llegar a Jacob Fortune-Lloyd como Townes, un periodista de ajedrez que se fija en la habilidad de la joven protagonista. Pero lo mejor del elenco son cuatro figuras de la vida de Harmond que quizás hubiesen podido pasar más tiempo en pantalla. Bill Camp le da un aire de respetabilidad imprescindible al bedel que le enseña a jugar ajedrez; Marielle Heller da vida a la madre adoptiva de la joven ajedrecista y quien le traspasa algunos de sus problemas; Moses Ingram se convierte en Jolene, su primera amiga quién aparece de vuelta en momentos clave de la trama, y Marcin Dorociński consigue generar empatía y darnos pistas de una personalidad más profunda de la necesaria con las pocas escenas de su Vasily Borgov.

El diseño de producción y el vestuario

Aunque otros factores puedan opacar el aspecto visual, no debería ser secundario en los análisis. No solo es la dirección de Scott Frank en los siete capítulos sino que los escenarios y los vestuarios capturan a la perfección el ambiente de los 60 en cada una de las ciudades donde se desarrolla la historia, así como el estado mental de los personajes.

Esto último destaca en particular por la forma de vestir de la protagonista, quien pasa de ser una adolescente huérfana que trata de pasar desapercibida a saltar al glamour de su década. No se quedan atrás los trajes a la medida de Borgov o el eterno traje de cowboy que utiliza Wats.

Fuentes:

https://www.espinof.com/

https://www.abc.es/

https://www.marca.com/

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